Salmos 77:1
Meditación sobre los hechos poderosos de Dios
Con mi voz clamé a Dios, A Dios clamé, y él me escuchará.
Con mi voz clamé a Dios, A Dios clamé, y él me escuchará.
Al Señor busqué en el día de mi angustia: Mi mal corría de noche y no cesaba: Mi alma rehusaba consuelo.
Me acordaba de Dios, y me conmovía; Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah
No me dejabas pegar los ojos; Estaba yo quebrantado, y no hablaba.
Consideraba los días desde el principio, Los años de los siglos.
Me acordaba de mis cánticos de noche; Meditaba en mi corazón, Y mi espíritu inquiría:
¿Desechará el Señor para siempre, Y no volverá más a amar?
¿Hase acabado para siempre su misericordia? ¿Hase acabado la palabra suya para generación y generación?
¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? Selah.)
Y dije: Enfermedad mía es esta; Traeré pues a la memoria los años de la diestra del Altísimo.
Me acordaré de las obras de JAH; Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.
Y meditaré en todas tus obras, Y hablaré de tus hechos.
Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios grande como el Dios nuestro?
Tú eres el Dios que hace maravillas: Tú hiciste notoria en los pueblos tu fortaleza.
Con tu brazo redimiste a tu pueblo, A los hijos de Jacob y de José. Selah.)
Viéronte las aguas, oh Dios; Viéronte las aguas, temieron; Y temblaron los abismos.
Las nubes echaron inundaciones de aguas; Tronaron los cielos, Y discurrieron tus rayos.
Anduvo en derredor el sonido de tus truenos; Los relámpagos alumbraron el mundo; Estremecióse y tembló la tierra.
En la mar fue tu camino, Y tus sendas en las muchas aguas; Y tus pisadas no fueron conocidas.
Condujiste a tu pueblo como ovejas, Por mano de Moisés y de Aarón.