Job 10:1
Job lamenta su condición
Está mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta a mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma.
Está mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta a mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma.
Diré a Dios: no me condenes; Hazme entender por qué pleiteas conmigo.
¿Te parece bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que favorezcas los designios de los impíos?
¿Tienes tú ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre?
¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,
Para que inquieras mi iniquidad, Y busques mi pecado,
Aunque tú sabes que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano me libre?
Tus manos me formaron y me compusieron Todo en contorno: ¿y así me deshaces?
Acuérdate ahora que como a lodo me diste forma: ¿Y en polvo me has de tornar?
¿No me fundiste como leche, Y como un queso me cuajaste?
Me vestiste de piel y carne, Y me tejiste con huesos y nervios.
Vida y misericordia me concediste, Y tu cuidado guardó mi espíritu.
Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que esto está cerca de ti.
Si pequé, tú me has observado, Y no me limpias de mi iniquidad.
Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando harto de deshonra, Y de verme afligido.
Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas; Y vuelves a hacer en mí maravillas.
Renuevas contra mí tus pruebas, Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.
¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto.
Fuera, como si nunca hubiera sido, Llevado desde el vientre a la sepultura.
¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.
Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
Tierra de oscuridad, lóbrega Como sombra de muerte, sin orden, Y que aparece como la oscuridad misma.