Eclesiastés 7:1
Contraste entre la sabiduría y la insensatez
Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y el día de la muerte que el día del nacimiento.
Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y el día de la muerte que el día del nacimiento.
Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.
Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.
El corazón de los sabios, en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa del placer.
Mejor es oir la reprensión del sabio, que la canción de los necios.
Porque la risa del necio es como el estrépito de las espinas debajo de la olla. Y también esto es vanidad.
Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón.
Mejor es el fin del negocio que su principio: mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.
No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.
Nunca digas: ¿Qué es la causa que los tiempos pasados fueron mejores que éstos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.
Buena es la ciencia con herencia; y más a los que ven el sol.
Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero: mas la sabiduría excede en que da vida a sus poseedores.
Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?
En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso: ¿por qué te destruirás?
No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?
Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.
La sabiduría fortifica al sabio más que diez poderosos la ciudad en que fueron.
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga bien y nunca peque.
Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti;
Porque tu corazón sabe, como tú también dijiste mal de otros muchas veces.
Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la sabiduría se alejó de mí.
Lejos está lo que fué; y lo muy profundo ¿quién lo hallará?
Me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error.
Y yo he hallado más amarga que la muerte la mujer, la cual es redes, y lazos su corazón; sus manos como ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador será preso en ella.
He aquí, esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón;
Lo que aun busca mi alma, y no encuentro: un hombre entre mil he hallado; mas mujer de todas éstas nunca hallé.
He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.