Salmos 16:1
Una herencia escogida
Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.
Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.
Dijiste, oh alma mía, a Jehová: Tú eres el Señor: Mi bien a ti no aprovecha;
Sino a los santos que están en la tierra, Y a los íntegros: toda mi afición en ellos.
Multiplicaránse los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios: No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.
Jehová es la porción de mi parte y de mi copa; Tú sustentarás mi suerte.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré a Jehová que me aconseja: Aun en las noches me enseña mi conciencia.
A Jehová he puesto siempre delante de mí: Porque está a mi diestra no seré conmovido.
Alegróse por tanto mi corazón, y se gozó mi gloria: También mi carne reposará segura.
Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida: Hartura de alegrías hay con tu rostro; Deleites en tu diestra para siempre.