Lucas 18
Libro: Lucas
PARÁBOLA DE LA VIUDA Y EL JUEZ INJUSTO
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
4 Pero él no quiso por algún tiempo; mas después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
PARÁBOLA DEL FARISEO Y EL PUBLICANO
9 Y dijo también a unos que confiaban de sí como justos, y menospreciaban a los otros, esta parábola:
11 El Fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
JESÚS BENDICE A LOS NIÑOS
16 Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejad los niños venir a mí, y no los impidáis; porque de tales es el reino de Dios.
17 De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
EL JOVEN RICO
20 Los mandamientos sabes: No matarás: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra a tu padre y a tu madre.
22 Y Jesús, oído esto, le dijo: Aun te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
24 Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
25 Porque más fácil cosa es entrar un camello por el ojo de una aguja, que un rico entrar en el reino de Dios.
29 Y él les dijo: De cierto os digo, que nadie hay que haya dejado casa, padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,
NUEVAMENTE JESÚS ANUNCIA SU MUERTE
31 Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre.
34 Pero ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se decía.
UN CIEGO DE JERICÓ RECIBE LA VISTA
39 Y los que iban delante, le reñían que callase; mas él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.