1 Reyes 2
Libro: 1 Reyes
MANDATO DE DAVID A SALOMÓN
3 Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;
4 Para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren su camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón, y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón del trono de Israel.
5 Y ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner, y a Amasa hijo de Jether, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en sus zapatos que tenía en sus pies.
7 Mas a los hijos de Barzillai Galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron así a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano.
8 También tienes contigo a Semei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová, diciendo: Yo no te mataré a cuchillo.
9 Empero ahora no lo absolverás: que hombre sabio eres, y sabes cómo te has de haber con él: y harás descender sus canas con sangre a la sepultura.
MUERTE DE DAVID
11 Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años: siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén.
SALOMÓN AFIRMA SU REINO
13 Entonces Adonía hijo de Haggith vino a Betsabé madre de Salomón; y ella dijo: ¿Es tu venida de paz? Y él respondió: Sí, de paz.
15 Y él dijo: Tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro, para que yo reinara: mas el reino fue traspasado, y vino a mi hermano; porque por Jehová era suyo.
17 El entonces dijo: Yo te ruego que hables al rey Salomón, porque él no te hará volver tu rostro, para que me dé a Abisag Sunamita por mujer.
19 Y vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonía. Y el rey se levantó a recibirla, e inclinóse a ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo poner una silla a la madre del rey, la cual se sentó a su diestra.
20 Y ella dijo: Una pequeña petición pretendo de ti; no me hagas volver mi rostro. Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que yo no te haré volver el rostro.
22 Y el rey Salomón respondio, y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag Sunamita para Adonía? Demanda también para él el reino, porque él es mi hermano mayor; y tiene también a Abiathar sacerdote, y a Joab hijo de Sarvia.
23 Y el rey Salomón juró por Jehová, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, que contra su vida ha hablado Adonía esta palabra.
24 Ahora pues, vive Jehová, que me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi padre, y que me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonía morirá hoy.
26 Y a Abiathar sacerdote dijo el rey: Vete a Anathoth a tus heredades, que tú eres digno de muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca del Señor Jehová delante de David mi padre, y además has sido trabajado en todas las cosas en que fue trabajado mi padre.
27 Así echó Salomón a Abiathar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová que había dicho sobre la casa de Eli en Silo.
28 Y vino la noticia hasta Joab: porque también Joab se había adherido a Adonía, si bien no se había adherido a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo de Jehová, y asióse a los cornijales del altar.
29 Y fue hecho saber a Salomón que Joab había huído al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y da sobre él.
30 Y entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y díjole: El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así habló Joab, y así me respondió.
31 Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y entiérralo, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente.
32 Y Jehová hará tornar su sangre sobre su cabeza: que él ha muerto dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a cuchillo sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jether, general de ejército de Judá.
33 La sangre pues de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su simiente para siempre: mas sobre David y sobre su simiente, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová.
34 Entonces Benaía hijo de Joiada subió, y dio sobre él, y matólo; y fue sepultado en su casa en el desierto.
35 Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército: y a Sadoc puso el rey por sacerdote en lugar de Abiathar.
36 Después envió el rey, e hizo venir a Semei, y díjole: Edifícate una casa en Jerusalén, y mora ahí, y no salgas de allá a una parte ni a otra;
37 Porque sabe de cierto que el día que salieres, y pasares el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza.
38 Y Semei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Semei en Jerusalén muchos días.
39 Pero pasados tres años, aconteció que se le huyeron a Semei dos siervos a Aquis, hijo de Maachâ, rey de Gath. Y dieron aviso a Semei, diciendo: He aquí que tus siervos están en Gath.
40 Levantóse entonces Semei, y enalbardó su asno, y fue a Gath, a Aquis, a procurar sus siervos. fue pues Semei, y volvió sus siervos de Gath.
42 Entonces el rey envió, e hizo venir a Semei, y díjole: ¿No te conjuré yo por Jehová, y te protesté, diciendo: El día que salieres, y fueres acá o acullá, sabe de cierto que has de morir? Y tú me dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco.
44 Dijo además el rey a Semei: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová pues, ha tornado el mal sobre tu cabeza.